Los
anuncios publicitarios
Cada
día unos mil mensajes nos incitan a comprar artículos que no necesitamos.
Estamos inmersos en el consumismo que se alimenta de la influencia de la
publicidad y ésta se basa en ideas tan falsas como que la felicidad depende de
la adquisición de productos.
Mucha
gente siente adicción por ir de compras, hay quien se habitúa a pasar su tiempo
en grandes almacenes o mirando escaparates como fórmula para huir de la
monotonía. Esta tendencia puede estar o no asociada a la compra compulsiva. En
segundo lugar, un deseo intenso de adquirir algo que no se precisa y que, una
vez adquirido, pierde todo su interés.
Para
los jóvenes comprar es una de las actividades más divertidas que ofrece una
ciudad. Les gusta entrar en los centros comerciales, sienten un deseo permanente
de ir de compras y adquirir cosas nuevas, y su grado de impulsividad en la
compra y de falta de autocontrol y responsabilidad económica es muy alto.
Preguntas frecuentes en casos preocupantes de consumismo:
·
Cuando me siento triste o
deprimido suelo comprar para animarme.
·
Hago compras por impulso.
·
Cuando veo algo que me
gusta, no me lo quito de la cabeza hasta que lo compro.
·
Compro cosas inútiles que
después me arrepiento de haber comprado.
·
Se me va el dinero sin darme
cuenta.
·
A menudo, cuando recibo el
extracto de las tarjetas me sorprende ver las compras que había olvidado.
·
Frecuentemente me precipito
comprando cosas sin haberlo pensado bien.
·
Compro ropa que después no
uso.